Durante su residencia en Chile, el destacado paisajista austríaco-alemán Oscar Praguer diseñó importantes áreas verdes. Uno de esos espacios es este parque ñuñoíno ubicado en Avenida Echeñique con Carlos Aguirre Luco y para llevar a cabo este trabajo consideró más de setentas especies, tanto nacionales como extranjeras. El resultado fue una zona que durante décadas ha permitido que los vecinos puedan hacer una pausa de tranquilidad y relajo en medio de la ciudad y también aprender de botánica. Existen 25 diferentes especies de árboles dentro el Parque Botánico.
Bautizado en recuerdo del Premio Nobel de Medicina portugués, Antonio Egaz Moniz, el parque tiene mucho que ofrecer a sus visitantes. Además de completos y coloridos juegos para niños, posee senderos que pueden ser recorridos a pie o en bicicleta y escaños para descansar y disfrutar de la sombra de los árboles. En ese escenario natural, no es raro oír el trino de pájaros o sentir la presencia de los cientos de loros Choroy que allí habitan. Este natural ambiente, de vez en cuando, es interrumpido por la alarma del cuartel de bomberos de la Cuarta Compañía de Ñuñoa, emplazado a pocos metros.
Los fines de semana, es visitado asiduamente por familias de los barrios aledaños. También lo recorren los feligreses de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz, quienes pasean en él después de la misa dominical y los vecinos que asisten a los conciertos de música organizados por la municipalidad durante los atardeceres veraniegos.