Debemos hacer mucho más para avanzar en  garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas,

El 3 de diciembre del 2018, la 44ª Sesión Plenaria de la Organización de Naciones Unidas, declaró el 24 de enero el Día Internacional de la Educación, como parte de la Agenda para el Desarrollo Sostenible, ya que la “educación desempeña un papel fundamental en la creación de sociedades sostenibles y resilientes; aumenta la productividad de las personas y el potencial de crecimiento económico, desarrolla las competencias necesarias para el trabajo decente y las aptitudes profesionales necesarias para el desarrollo sostenible, a la conservación de los recursos naturales, ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, contribuye a mejorar la salud, promueve la igualdad entre los géneros y puede reducir la desigualdad, y promueve la paz, el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos[1].

La historia de la educación en Chile, y particularmente en Ñuñoa, posee una trayectoria compleja, donde se mezclan políticas públicas oficiales, discursos pedagógicos, procesos históricos y económicos de gran relevancia.

La educación en el Reyno de Chile

Desde la llegada de los primeros españoles al territorio, se identificó una constante preocupación por la educación, especialmente de los indígenas hijos de los caciques principales, con el fin de incorporarlos a los nuevos parámetros de la Corona, es decir, como súbditos del Rey y cristianizarlos (con el objetivo de controlar cualquier tipo de insurrección en primer lugar y también una forma de sometimiento y control social).

En el proceso judicial contra Pedro de Valdivia de 1548, se desprende incluso que Pero Hernández  de Patiña, mostraba a leer a mochachos en la ciudad de Santiago, que fuese al Valle de Quillota, que es en los términos de la dicha ciudad de Santiago, adonde al presente servían muchos indios y caciques, é que allí recogiese a todos los hijos de los caciques e indios principales y les mostrase y enseñase todas las oraciones[2].

Para cronistas y estudiosos, los indígenas eran inferiores, bárbaros y salvajes por su desconocimiento de la escritura occidental, sin considerar que eran culturas orales, siendo que la oralidad es más antigua y tradicional que la escritura.

De esta forma, la educación se mezcla entre una educación letrada en las clases aristócratas, una educación oral secundaria entre los españoles analfabetos  y una educación oral primaria entre los indígenas. Estas tres formas de educación se complementaban mutuamente[3].

La educación durante la Colonia era esencialmente católica, destinada a la aristocracia criolla e hispánica y no a toda la población. El primer profesor que llego a Chile fue don Pedro Salinas, en 1559, quien fue sometido a juicio por negarse a participar de la Guerra contra los indígenas y la intervención del procurador Tomás de Pastene pidió que fuera exculpado y enviado a alfabetizar a los hijos de los vecinos importantes de Santiago[4].

La educación en Chile estuvo ligada principalmente a la Iglesia, gracias al trabajo del obispo de Santiago, Diego de Medellín y al obispo de La Imperial, Antonio San Miguel, quienes en el Concilio de Lima de 1567 y posteriores, establecen la necesidad de la educación de los indígenas, por medio de la traducción del Catecismo a la lengua de los naturales de la tierra[5].

Por otro lado, dos Reales Cédulas obligan a la creación de colegios en las catedrales y que fueran educados hijos legítimos, mestizos, ya que van en crecimiento y se inclinan a seguir las letras y estudios muchos dellos para clérigos en la cual conviene y es necesario haya universidad y estudio general[6]. Por lo general la educación fue financiada por la Iglesia y las órdenes religiosas, especialmente tras la fundación del Seminario de Santiago en 1548 o el arribo de las órdenes religiosas (Franciscanos en 1553, 1555 Mercedarios, 1557 la Orden de los Dominicos).

La llegada de la Compañía de Jesús en 1593 es de vital importancia, ya que es a través de los jesuitas que se consolidará un sistema educacional en Chile, con la fundación de una serie de establecimientos educacionales, tanto para la aristocracia, las clases populares e indígenas.

 Los vínculos entre la sociedad civil y la Iglesia durante el periodo colonial, permitió el desarrollo de un precario sistema educacional, sumamente complejo en el contexto de la conformación de la sociedad chilena, especialmente en el intercambio de valores y símbolos culturales, en un contexto histórico de dominación y penetración de la cultura occidental en las sociedades indígenas. La construcción del Imperio Español fue gracias a la expansión de la lengua y de las propias formas de comunicación transmitidas por el sistema educacional y religioso.

 

 

La educación en la formación de la República

Los cambios en el siglo XIX mostraron profundamente que la relación entre el sistema político y educacional es evidente y profundo, especialmente en la expansión de los sistemas educacionales. En el siglo XIX, la sociedad chilena experimentó procesos de transformación y liberalización de las estructuras tradicionales. Posterior a la Independencia, se desencadenó la necesidad de generar condiciones que permitieran pensar en términos de nacionalidad y de arraigo con el espacio territorial. Las naciones-estados latinoamericanos son producto de un complejo proceso histórico y social donde confluyen relaciones económicas, políticas, intelectuales, lingüísticas, culturales, geográficas, religiosas e históricas. En el caso chileno, coexistieron las necesidades de unir los tres elementos en la conformación del Estado: el territorio, la autoridad y la idea de pertenencia mediante símbolos. La institucionalidad se consolida a través de la Constitución  de 1833, por lo que consolidar la estructura republicana, oligárquica y censitaria se transformó en un proyecto para la creación de la Nación.

Las influencias francesas y británicas entorno a los derechos  de libertad, igualdad, fraternidad, propiedad y educación son parte de este entramado ideológico. La educación fue uno de los pilares fundamentales del Chile Republicano. El sistema alcanzó su fisonomía a mediados del siglo XX.

Una vez afianzado el sistema político, el sistema educacional fue dividido en una instrucción primaria, elemental y masivo y una instrucción secundaria y superior, de carácter selectivo y orientada a las élites, que con el tiempo se transformará en un motor de movimiento social.

El sistema primario estuvo mediado por el debate ideológico frente al rol docente del Estado. Entre 1840 y 1850 es la etapa fundadora del sistema primario, con pensadores como Domingo Faustino Sarmiento, Gregorio y Miguel Luis Amunátegui. A partir de 1880, se produce una renovación en los discursos y métodos pedagógicos con Valentín Letelier, Claudio Matte y José Abelardo Núñez, quienes dieron un nuevo impulso a las políticas educacionales del Estado.

A partir de 1860, con la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, el Estado se trasformó en el principal sostenedor de la educación, garantizando la gratuidad de la enseñanza primaria y la responsabilidad fiscal. Se creó una estructura centralizada en la que el Estado controlaba la actividad pedagógica a cargo del  Ministerio de Justicia, Instrucción y Culto y luego a partir de 1880 del Ministerio de Justicia e Instrucción Primaria. La promulgación de la Ley de Comuna Autónoma en 1891 dotó a las Municipalidades de prerrogativas educacionales. Además de supervisar el sistema particular de educación, ya fueran pagadas o gratuitas a cargo de ciertas instituciones filantrópicas como la Sociedad de Instrucción Primaria.

Sin lugar a duda, la creación de la Universidad de Chile en 1843 fue un punto de inflexión en las políticas estatales sobre la educación, ya que puso bajo amparo y supervisión universitaria a las escuelas de todo el país. En 1842 también se fundan las Escuelas Normales de Preceptores, bajo el modelo francés, cuyo objetivo fue formar profesores con altos estándares de calidad en la enseñanza. En 1843 se crea la Escuela Normal de Preceptoras, lo que facilitó la inclusión de las mujeres en el mundo educacional y profesional. Esta expansión se demuestra que en 1860 existieron 486 escuelas con 23 mil 883 alumnos, mientras que en 1900 fueron 1.547 establecimientos primarios con 111.410 educandos. Aunque el avance parecía ser considerable, el analfabetismo en Chile seguía siendo alto: 60% en 1907.

La Educación en el Siglo XX

Producto del impulso de la industrialización acentuada por la incorporación de territorios a partir de la Guerra del Pacífico, que implicó un proceso de proletarización de la población trabajadora, sumado a la desatención de la clase política de la época de los problemas sociales después de la Guerra Civil de 1891, durante las primeras décadas del siglo XX se desarrolla la “cuestión social”, un periodo de la historia de nuestro país caracterizado por la agudización del conflicto y la demanda social, además de la visibilización de los problemas sociales de la época.

En este contexto, la crisis del modelo escolar implementado durante el siglo XIX era evidente, pues junto con comenzar a disminuir significativamente el aporte fiscal, se profundizó el analfabetismo en la población; la inasistencia escolar seguía siendo alta; el 70% de los establecimientos educativos eran casas arrendadas que carecían de condiciones indispensables para funcionar como tal, por lo que las condiciones de salud e higiene para el estudiantado eran lamentables; y los salarios del profesorado eran menores a los de otros funcionarios, además de desigualmente distribuidos entre sí en cuanto a categoría y sexo.

Ante ello, se buscaron solucionar esos problemas, siendo la implementación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920 (más profunda y completa que la de 1860), como la medida más importante. Con ello, se fue abriendo paso a un sistema escolar liberal, homogeneizador, disciplinador, obligatorio y fuertemente centralizado que finalmente derivó en la conformación del Estado Docente, garantizado en la Constitución de 1925, siendo la modalidad educativa que perduró gran parte durante el siglo XX, hasta las reformas de los años 80.

La Educación en Ñuñoa

La creación de la comuna de Ñuñoa en 1891 con la Ley de Comuna Autónoma  le dio atribuciones específicas a la municipalidad en materia educacional. Hacia 1890, la comuna poseía una población de 1.197 hbts., y se estaba conformando como un importante núcleo urbano, comercial y cultural.

Durante el siglo XIX se implementaron iniciativas educacionales como al Escuela Mixta Fiscal Nº6 en Plaza Ñuñoa, la Escuela de Primeras Letras de la Congregación Salesiana, la Escuela de la Asunción, el Colegio del Rosario.

La Parroquia de Ñuñoa mantenía tres colegios, en Los Guindos, en Las Condes y el Colegio Parroquial San José de Ñuñoa que albergaba a 50 estudiantes en sus primeros años y que recibían subvención municipal. En 1873, el Intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, daba cuenta a la Municipalidad que las escuelas subvencionadas por el municipio estaban en ruinas y que se habían reunido 898 pesos para reedificar, especialmente la escuela de Los Guindos. En estas escuelas se enseñaba lectura, caligrafía, catecismo, gramática, aritmética, geografía, historia de Chile e historia Sagrada, agricultura, urbanidad y gimnasia.

También existía el Estudiantado Filosófico, el Liceo de Aspirantado Camilo Ortúzar Montt de la Congregación Salesiana e inaugurado en 1895, además del Colegio de los Sagrados Corazones, que se dedicaba a la enseñanza a mujeres, especialmente de la élite santiaguina.

Hacia 1931, la comuna ya contaba con 11 escuelas públicas, ubicadas en el radio urbano. Tres de ellas eran para hombres, cuatro para mujeres, cuatro liceos mixtos.

En 1953, el Alcalde José María Narbona publica la revista “Ñuñoa: 58 años de vida comunal, 1895-1953”, donde explica que la educación primaria, secundaria y técnica de la comuna, tanto pública como particular, siempre han tenido el apoyo de la alcaldía. Con el auspicio municipal se ha creado el Liceo Comunal, el Instituto Comercial de Ñuñoa, la Universidad Técnica Luis Galdames y el Liceo Fiscal Nº7. Todos los establecimientos reciben la ayuda económica de la Municipalidad, sin distingo alguno de credo, subvención que está de acuerdo a las necesidades propias de dichos establecimientos[7].

En 1918 se funda el Liceo Federico Errázuriz, hoy Liceo República de Argentina. En la inauguración, el presidente Salvador Sanfuentes señaló la importancia que la educación tenía para el gobierno. El nombre del Liceo se cambió cuando se realizó el Congreso Panamericano, y se transformó en la custodia y guardadora del Pabellón de la República Argentina.

En 1932 se crea el Liceo Experimental Manuel de Salas, bajo la dirección de Irma Salas y siendo Amanda Labarca la Directora de Educación Secundaria del Ministerio de Educación.

Este liceo pasó en 1942 a depender del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, vinculo que se mantiene hasta el día de hoy.

El traspaso del Liceo de Hombres Nº7 José Toribio Medina a la Municipalidad se debió a gestiones del alcalde José María Narbona ante el Ministro de Educación, Bernardo Leighton, quien accedió al traspaso el 9 de abril de 1951. en 1954, la comuna contaba con escuelas primarias, escuela industrial, una escuela vocacional, una escuela de desarrollo, el Liceo Comunal de Ñuñoa, los liceos Manuel de Salas (existían dos). La enseñanza técnica estaba a cargo de los liceos industriales, especialmente la Escuela Industrial de Ñuñoa (hoy Liceo Industrial Chileno-Alemán), fundado en 1964 y que impartía clases de electricidad, mecánica, mueblería, construcción, hojalatería y cobrería. Los estudiantes recibían su título de “Operario Especializado”.

El Liceo de Niñas Nº9 de Ñuñoa dio paso al Liceo Lenka Franulic, fundado en 1955, en un antiguo claustro de religiosas y que aún conserva parte de su arquitectura española de salas pequeñas, jardines.

En los años 60’, la comuna poseía 42 colegios secundarios, dos escuelas agrícolas, 2 institutos comerciales, 3 escuelas técnicas, 1 escuela vocacional,  60 escuelas básicas y 3 kindergarten.

Durante la época de la Dictadura Militar, se comenzó un proceso paulatino de reformas, especialmente tendientes a descentralizar el sistema y municipalizarlo, quitándole las atribuciones al Ministerio de Educación (y poniendo fin al rol docente del Estado) y se crea un sistema de Subvenciones Escolares, se implementa el SIMCE a partir de 1988, y una serie de reformas a partir de la Ley Nº18962 Orgánica Constitucional de Enseñanza  (LOCE).

A partir de 1982 comenzó el traspaso de los establecimientos a la Municipalidad. El financiamiento corría por cuenta de la Ley de Rentas Municipales, lo que significó que la Municipalidad se hizo cargo de 59 colegios básicos, 12 de educación media, con una planta de profesores de 2.467 docentes y que a través de la Corporación de Educación, creada por el alcalde Luis Navarrete, pudiera manejar el sistema educacional público de la comuna.

Hoy, la Municipalidad de Ñuñoa, a través de la Corporación Municipal de Desarrollo Social, mantiene la administración de 1 sala cuna, 2 jardines infantiles, 8 colegios básicos, 2 liceos de enseñanza media, 3 liceos con enseñanza básica y media, 2 liceos técnicos profesionales y 3 colegios de educación especial.

Bibliografía

[1] ONU, Resolución aprobada por la Asamblea General el 3 de diciembre de 2018. Disponible en https://www.un.org/en/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/73/25&Lang=S

[2] Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile (C.D.I.H.Ch.). Tomo XXII, Santiago de Chile, 1898, Imprenta Elzeviriana, pp. 125-126.

[3] Sol Serrano, Macarena Ponce de León, Historia de la Educación en Chile (1810-2010), Tomo I Aprender a leer y escribir (1810 – 1880), Santiago, Editorial Taurus, 2012.

[4] José Toribio Medina, La instrucción pública en Chile, (Santiago de Chile: Imprenta Elzeviriana, 1905, pp. 20.

[5] Crescente Errázuriz, Los orijenes de la Iglesia, Santiago, Imprenta del Correo, 1873, pp. 318.

[6] Ibíd. Pp. 553.

[7] Municipalidad de Ñuñoa, Municipalidad de Nuñoa: 58 años de vida comunal: 1895 – 19 de abril – 1953. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-62140.html