"Quiero que en mi país todos vivan con dignidad"
Gabriela Pizarro
Gabriela Pizarro nació en Lebu el 14 de octubre de 1932. Sus primeros acercamientos a la realidad y costumbres tradicionales los vivió al acompañar a su padre a cobrar arriendo a los inquilinos que vivían en su propiedad. Fue en estas visitas en las que conoció, el velorio del angelito, la cama redonda, el oficio de los hierbateros y otras costumbres típicas.
En 1939 se trasladó con su familia a Santiago, instalándose en la Calle Caupolicán de Ñuñoa. Se inscribió en la Escuela Normal Nº 2, donde participó en el grupo musical del colegio y tomó clases de guitarra con la profesora Isabel Soro, gracias a quien entró a un curso dictado por Margot Loyola en una escuela de verano de la Universidad de Chile. Allí conoció a Silvia Urbina, Jaime Rojas, Rolando Alarcón y Víctor Jara, entre muchos otros.
En 1958 fundó el grupo Millaray. Con este conjunto se presentó hacia 1960 en el Teatro Municipal de Santiago, donde se dio a conocer un profundo trabajo de investigación sobre Chiloé, el cual recopiló bailes como: el pavo, el cielito, la trastasera, la pericona y muchos otros. Fue en el grupo donde conoció, en 1959, a quien sería su esposo además de un importante folclorista: Héctor Pavez.
Con el grupo Millaray grabó 5 discos de larga duración. La labor conjunta se prolongó sostenidamente hasta el año 1973 cuando, producto del Golpe de Estado, muchos de sus integrantes, incluyendo a Gabriela Pizarro, fueron perseguidos políticos.
Después de 1973, y de la muerte en el exilio de Héctor Pavéz, su situación se hizo más delicada; debió tocar en peñas, iglesias e incluso en la Vega. Sin embargo, a poco andar, recibió invitaciones de exiliados que la animaban a dar a conocer su trabajo en el extranjero. Así, visitó Francia e Inglaterra en 1978, donde fue nombrada miembro del Instituto de Canto y Danza Británica; Holanda, España y Finlandia en 1985 y Canadá en 1987.
En forma paralela grabó para el sello Alerce los casetes El folclor en mi escuela y Danzas tradicionales, ambos en 1979, y montó el espectáculo Nuestro Canto, junto a Ricardo García en el teatro Cariola.
En 1987 retomó su labor como investigadora, particularmente sobre el romance. Así, bajo el alero de la Universidad de Chile, grabó el casete Romances Cantados. Un año más tarde publicó Cuadernos de terreno, donde plasmó gran parte de su labor investigativa.
Con la vuelta a la democracia Gabriela Pizarro recibió una pensión de gracia que le dio cierta tranquilidad económica; editó su libro Veinte tonadas religiosas, y fue presidente de la Asociación Nacional del Folclor de Chile, ANFOLCHI, entre muchas otras actividades que fueron truncadas por su muerte el 29 de diciembre de 1999.